miércoles, 31 de diciembre de 2008

José Mª Amigo Zamorano: 'Las Horas perdidas'

Las horas perdidas

Con este título apareció el décimo número de la colección 'El toro de granito' (1). Su autor, Vicente Sánchez Pinto, nacido en Salvadiós allá por el año 1929. Según se dice en la contraportada es hombre culto: cursó estudios de Filología Romana en la Universidad de Salamanca y Literatura italiana y francesa en las de Florencia y Sorbona.

Hace un cuarto de siglo que los talleres de El Diario de Ávila terminaron de imprimir estos poemas; concretamente el 29 de octubre de 1969.

Consta de cinco partes: LA NIÑEZ RECOBRADA, A ORILLAS DE LA PLEGARIA, YA NO TENEMOS TIEMPO, LA FRAGANCIA PERDIDA y ESTAS ROSAS TAN FRÁGILES. A modo de prólogo tiene dos poemas: uno dedicado a don José Luis López Aranguren (2) y otro a don Alfonso Querejazu (3); terminando con tres sonetos: 'Triptico de Ávila', que dedica al poeta y director de la colección, don Jacinto Herrero Esteban (4).

En el pórtico de 'La niñez recobrada', el poeta asciende a portavoz universal de la angustia del hombre, viniendo a

decir sencillamente lo que pienso, 
-y lo que pensáis-
y pienso que si vivo es que me muero. 
Una trivialidad, diréis, así lo entiendo. 
Mas plena de amarguísimo misterio'. 

Luego, soneto tras soneto, camina hacia el polvo y la nada, bajo una 'luz ardida y acabada', por lo tanto, yerta ya; 'cuánto dolor!, 'qué fiero sufrimiento!', exclama, corriendo a refugiarse al único lugar que, cree, puede cobiojarle y ponerle a salvo de esa angustia, la niñez:

'ser niño otra vez y en la callada
melancolía de la primavera
ir a jugar de nuevo en la pradera
donde mi infancia se quedó parada'.

Unos poemas recogen el deseo del poeta de asirse con fuewrzaa algo; busca la plegaria, como un naufrago busca un clavo ardiendo; se desazona y su voz es balbuciente por 'no saber por qué estoy angustiado', 'y el alma se me agita como una llama al viento'. Mira a un lado y a otro, reconociendo que yo no tiene tiempo. Ha llegado a esta conclusión, recordando la soledad de los muertos, como Bécquer:

'estamos solos, decimos 
y es entonces
cuando surgen los nombres, 
las cosas que murieron, los recuerdos'. 

Pero siempre queda un resquicio, si bien débil, para la esperanza, así el poeta termina esta parte diciendo 'volaban las sonrisas como aves en el alba naciente'.

Ya en otra parte se preguntaba, desesperadamente, la razón de su sufrimiento, sin encontrar respuesta. Si alguna vez, para él, la vida ha encontrado color, ha sido en el pasado, siempre en el pasado; de manera que es como una fragancia perdida, o como una risa lejana, tal vez recuerdos dulces; en resumen: oleadas de suspiros; en 'estas rosas son frágiles', nuestro vate insiste en su dolor: 'tengo la boca fría cuajada de luna amarga' con amarguísimo acento lorquiano.

Punto final amargo como el comienzo amargo; se nos ocurre que termina a lo Lorca comenzando a lo Miguel Hernández; todo un circulo doloroso.

Con este poeta concluimos el reconocimiento a la labor llevada a cabo por don Jacinto Herrero (*), en la colección 'El toro de granito'. Subjetivo como ha sido, ahora queda una parte objetiva que profesores y estudiantes pueden realizar científicamente. Nosotros somos simples aficionadillos.

José Mª Amigo Zamorano

El Diario de Ávila (27/XII/1994)

__________

(1) Colección de poesía dirigida por Jacinto Herrero Esteban

(2) Famosísimo profesor y filósofo español. Ver:

http://blogs.hoy.es/franciscoarias/2008/1/13/jose-luis-lopez-aranguren-francisco-arias-solis.

(3) Profesor del Seminario Diocesano (Ávila) que nació en Sucre (Bolivia); estudió en Buenos Aires, Deusto, Oxford, Hamburgo, Bonn, Berlin y desempeñó cargos en la Sociedad de Naciones. Buscando un clima para una enferdad pulmonar llegó a Ávila y allí ordenó sacerdote.

(4) Poeta de profesión sacerdote. Fue profesor del Seminario Diocesano. Nació en un pueblecito de Ávila de nombre Langa, de donde es su amigo el escritor Jiménez Lozano. Viajó por América. Concretamente Nicaragua. Allí conoció a los poetas Ernesto Cardenal y Cuadra. Magnífico poeta, dirigió la colección de poesía 'El toro de granito' a la que se refiere José Mª Amigo Zamorano en su artículo. José Mª Amigo Zamorano quiso rendir un homenaje a su labor, para lo cual escribió en el periódico de la ciudad de Ávila un comentario por cada poeta abulense (solo los abulenses) que la colección editó. Rescatándola del olvido. Naturalmente salieron en esa colección numerosos poetas de España y América, pero el señor Amigo Zamorano solo se dedicó a reseñar a los de Avila.

(*) Por cierto, a finales del 2007, patrocinado por el Ayuntamiento de Ávila,  se editó el libro 'Escritos recobrados' de Jacinto Herrero Esteban. Como su nombre indica contiene artículos de D. Jacinto Herrero. Entre ellos los que publicara en la revista 'Caminar conociendo' que dirigiera José Mª Amigo Zamorano desde la Biblioteca Pública Muncipal de Las Navas del Marqués. Estos artículos son: 'La culebra y la leche'. 'Caminar conociendo', nº 2. Junio de 1993; 'Esos libros crepusculares'. 'Caminar conociendo', nº 4. Mayo de 1995. Entre los 'Escritos recobrados' no aparecen poemas; en 'Caminar conociendo' publicó también dos poemas. Ponemos en uno de los blogs de nombre 'Caminar conociendo' esto, porque ¿qué mejor sitio que este? Ninguno. Desde 'Caminar conociendo' se impulsó un homenaje a don Jacinto Herrero Esteban que se celebró en el Castillo-Palacio de Magalia al que acudieron numerosos amigos entre ellos el escritor Jiménez Lozano que dijo aquello de: 'Puedes estar contento porque te han hecho un homenaje; honor que aun espera López Aranguren desde su tumba'.

O algo parecido.

Muy buen comentario, sin duda.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Iswe Letu: Paso a paso en 'presencia' (1) de Mutabaruka

Paso a paso en 'presencia'(*) de Mutabaruka
*
Un poema para una literatura contra el racismo
*
Eternamente presente
Aquí y ahora mismo
Más allá de las distancias forma viva
A pesar del tiempo que todo lo gasta
De la vieja amistad que amo
Convirténdolo en humareda
Procesión lenta, majestuosa
Como brujas de unos verano
De nubes que parecen
Elevándose en el cielo
El brillante resplandor del sol
Luminoso recuerdo presente
Reflejado en el curso del agua
Que vivifica ese pasado
Indolente que murmura
Encarnizado en luchas
Viejos recuerdos embellecidos

Que nos hicieron poco a poco
De nuestra infancia común.
No eres más que un delgado
Hilo de agua en el brumoso desierto de esos días
Vacíos, vanamente absorvidos
No eres más que una gota de recuerdo
Que se transforma en río en el desierto de estos días
huecos, ferazmente rememorados
Un saludo siquiera
Un recuerdo perenne
Para ti que no olvido
Para ti que no has muerto
Eterna presencia de la vieja amistad...

Iswe Letu

__________
(1)El poema de Mutabaruka aparece destacado en rojo.

(*) 'Presencia' es un poema de Jean-Baptiste Mutabaruka que aparece en la página 337 de la antología de Rogelio Martínez Furé titulada 'Diwan africano. Poetas de expresión francesa', de la Editorial Arte y Literatura, Ciudad de la Habana, Cuba. Año de 1988.

martes, 25 de noviembre de 2008

Carlos Pineda: En la comunidad de cruz de pire

En la cama solo quedó el esposo

cobijado en una sábana blanca


y desde mi hamaca de brigadista


oí el raspar de la mano de piedra


mortajando el mixtamal


y comencé a sentir el olor


a tortilla caliente


+

Carlos Pineda

(Nicaragua)

jueves, 6 de noviembre de 2008

Francisco Caudet en 'La Memoria y la Sangre'(*)

La memoria y la sangre

...
La noche más larga del mundo
daba paso
al amanecer
a la promesa del amanecer
a la luz
a la palabra
la muerte también muere
tempus fugit
y antes que la promesa se cumpliera
de ese anhelado amanecer
....
Francisco Caudet

___________
(*) La Memoria y la Sangre, antología poética de homenaje a las víctimas del franquismo

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Celso Emilio Ferreiro: El desertor

Aquí yace un joven militante
herido mortalmente por la espalda
cuando se pasaba al enemigo
con armas y bagajes.

Rogad por él.
¡Tan joven y ya un traidor!


Celso Emilio Frerreiro en la revista Poesía Libre, nº 10
Nicaragua (años sandinistas)

Abelardo Conde Chiné: Sonata milenaria

Recordando al amigo Abelardo que murió el 4 de abril de 2001

Sonata milenaria

Entre la fronda, a susurros,
dime tres cosas de cera,
que viene la primavera
y preciso que un murmullo
de tu alma me sostenga.

Abelardo Conde Chiné

miércoles, 17 de septiembre de 2008

José Mª Amigo Zamorano: 'Un intruso en la terraza'

No encontró la abertura por donde había penetrado en aquel recinto. Ellos, que se encontraban allí jugando, lo miraron extrañados, con cierto miedo, en primer lugar por su color. Era mas bien negro. Tirando a moreno. Lo que lo hacía más visible y más vulnerable. No podía mimetizarse en esa terraza encristalada. Las miradas seguían prendidas en él. O se ponían a jugar dando la impresión de haberlo olvidado. Pero se iban alejando.


Mientras tanto el forastero insistía e insistía en buscar la salida de la encerrona en la que había caído. Sin querer. Por casualidad. Si habláramos con precisión, ‘por casualidad’, no serían las palabras exactas, porque sus movimientos tenían siempre una meta cierta: el conseguir alimento. Por supuesto, esa finalidad, en modo alguno, queremos ponerlo como una rareza, como singularidad, al contrario, es meta esencial para seguir viviendo a cualquier ser natural que se precie de terrícola.

Sin embargo en los individuos que tienen garantizado el sustento diario, tal necesidad no aparece como primordial, llegando a observar esa búsqueda de alimentos, en los otros, como algo primario; una muestra de animalidad que ellos hubieran superado. Pero eso es solo un barniz que desaparece con un ayuno forzado; por ejemplo: con huelga general cuando los comercios se desabastecen. Entonces, se vuelven como locos, ¿durará mucho?... ¿dónde encontrar comida?... ¿será el fin del mundo?... ¿se han vuelto locos?... Y llaman a la policía, al ejército, a los obispos, a los rabinos, a los imanes… y acusan a los obreros huelguistas de ser los culpables de esa intromisión de la necesidad, -como se había entrometido ese negro en la terraza, en su terraza-, consiguiendo anular su alma, someterla bajo el imperio de tales coyunturas nefandas.

De modo que quizás ellos, que lo miraban, y nosotros que asistíamos impertérritos a la escena, como espectadores, fuéramos de parecida o similar condición.

Era a nosotros a quien más nos molestaba esa irrupción de la naturaleza, sin veladuras, en nuestras vidas colmadas de espíritu. Encontrarnos, así, de golpe, con la representación manifiesta de que somos naturaleza, lo queramos o no, lo pensemos o no; que, por lo tanto, no estábamos por encima ni por debajo de ella.

Si él había entrado, era por necesidad. Lo mismo que los trabajadores que paran su trabajo. Lo hacen movidos por la necesidad. Reivindican mejores salarios con que combatir el aumento de los precios de los alimentos. Es decir: necesitan abastecer su estómago. Y si, después de largos días, no pueden resistir, buscan una salida imperiosa al conflicto, por pura necesidad de lo mismo.

Necesidad de salida como tenía él. El negro. Mas bien moreno amarronado. O café con leche. Una necesidad acuciante, urgente, lo empujaba a irse de allí, a causa, entre otras razones, pensamos, porque en la terraza, precisamente en ella, no halla lo que busca: el alimento. Y se encuentra con una necesidad añadida: la de encontrar el hueco por donde entró. Y no lo encuentra por más que mira y remira; aun transladándose de un lugar a otro, cada vez más nervioso; explorando tanto los arribas como los abajos; para encontrarse siempre con una libertad aparente, al estar rodeado de cristal que impide su paso; corta su ansia de liberarse, de salir al aire, aire libre de verdad. En su desesperación ya no distingue la realidad y la ficción; para ser más precisos, y lo éramos, queremos decir que no distingue entre libertad y su apariencia. Es así que se da, insistentemente, de bruces, con ese remedo de libertad: el cristal transparente. Y con el cansancio ya no se topa con el vidrio sino solo con un poco espacio de cristal, para terminar por golpear tan solo un punto del cristal. Al que parece querer horadarlo. A veces se para un momento para descansar. Pues por muy acostumbrado que esté a moverse de un sitio para otro, la resistencia tiene un límite. No es eterna. Las fuerzas van llegando a su término. Va mellándose su vigor. Los movimientos son más lentos. Y se vuelve a detener una vez más.

Indiferentes a la lucha por la vida de él, ya que, ellos, la tienen asegurada y bien asegurada, lo están contemplando ahora con más inquietud. Casi con miedo... Casi no, con miedo. Se asustan. Se esconden. Se parapetan. Se agazapan. El diferente les desasosiega, les conmueve, casi todos los singulares les producen cierto miedo: el leproso, el genio, el loco, el cojo, el mendigo, el emigrante, el jorobado, el revolucionario…

Desde su escondrijo lo observan, hasta se asoman un momento, para volver de inmediato a esconderse.

Él, ahora, se levanta con renovadas fuerzas. Pero... solo unos instantes. Unos aleteos finales y cae al suelo el colibrí. A pocos centímetros de la ranura de la ventana por donde había entrado. A un suspiro de la libertad.

Los dos gatos salen de su escondite. Se abalanzan sobre él, que aun alienta. Juegan con el colibrí. Le hincan las uñas. Lo despedazan. Se lo tragan.

martes, 9 de septiembre de 2008

José Mª Amigo Zamorano: Tras una cena abundante

Tras una cena con sopa de pescado, chuletón asado, ensalada, mamiya, que en castellano se dice cuajada, y café, copa y puro, que en Euskadi se dice café completo, Joaquín y Pepe durmieron como obispos o como cerdos o como reyes.

A los mamíferos zampabollos les da igual la palabra. Porque por la mañana, nada más despertarse, todos, sin haber puesto el pie en el suelo, si duermen en la cama y si no es igual, se desperezan, estiran brazos o patas y se acarician la barriga con amoroso agradecimiento.


El día se abre sonriente a los seres que han sabido extraer el jugo de los buenos y abundantes alimentos.

Lo que menos esperaban ver Pepe y Joaquín, que el orden le es indiferente al caso que vamos a narrar brevemente, es la tristeza a la entrada de la aurora. Pero el dolor, fuera de una barriga bien alimentada, existe acompañada de angustia y llanto.

A veces ese sufrimiento es heredado y las lágrimas se presentan empujadas por el más leve acicate.

Aquella mañana, después del abundante ágape regado generosamente con vinos y licores, cuando ambos amigos y compañeros de trabajo entraron en la cocina para tomarse el desayuno encontraron a la dueña del piso, donde estaban a pensión, llorando. Un llanto amargo. Y los azulejos de la cocina parecían reflejar esa amargura.

-¿Qué le pasa señora Hortensia? ¿No habrá sido otra vez su hijo?

El hijo la traía a veces a mal traer y habían tenido que salir en su defensa; y es que era muy buena con ellos y los trataba como si fueran sus hijos.

-Nada, hijos, cosas mías. La culpa en este caso no la ha tenido mi hijo. La culpa la tienen este trozo de pan y este cacho de queso.

Se quedaron sorprendidos por tan extraña respuesta.

La señora Hortensia era una mujer pequeña, menuda, cara redondo con profundas arrugas, unos ojos negros hermosos como negros eran los vestidos con se cubría. Había emigrado desde Extremadura al País Vasco ya hacía quince años con su único hijo producto de su unión o casamiento con un mozo extremeño:

-El más guapo de La Serena, decía ella.

-Fue el único 'alfabeto' del pueblo del que no recuerdo el nombre, contaba otro emigrante extremeño.

Y añadía:

-Yo me alegro de no ser 'alfabeto' porque a todos ellos los mataron los franquistas.

Efectivamente, el marido de la señora Hortensia fue uno de los pocos jornaleros de su pueblo que sabía leer y escribir.

Cuando se sublevaron los militares facciosos en 1936 encabezó el comité que se formó para defender la República. Y, más tardé, se alistó en el ejército del Gobierno de la República con tan mala suerte que en el primer frente de guerra murió.

Esto les estaba contando, una vez más, a Joaquín y a Pepe.

Lo hacía con tanta viveza, los ojos humedecidos por el llanto, que ellos estaban prendidos de sus palabras. Se maravillaban de su elocuencia porque sabían que ella, como la mayoría de las de su pueblo -les había dicho en numerosas ocasiones- era analfabeta. Lo mismo que se asombraban cuando les recitaba romances de una extensión considerable.

-Mi pueblo fue muy disputado.

La señora Hortensia les narraba los avatares que tuvo que sufrir con su familia. Iban paralelos al curso de la guerra: si el pueblo lo tomaban los enemigos de la República le quitaban todo, hasta la echaban de casa teniendo que vivir de la ayuda de los vecinos; si el pueblo volvía a estar en poder de la legalidad republicana la volvían a colocar en su casa con todas sus pertenencias; e incluso la homenajeaban desde el balcón del Ayuntamiento como la mujer de un héroe muerto en combate.

-Con el triunfo de los militares 'fachistas' me quedé sin nada. Viví muy malamente en una choza junto a mi padre. Él se fue haciendo viejo, es ley de vida, y ya los terratenientes no le daban trabajo. Pasaba hambre. Pasábamos hambre...

Su voz se le quebró en un solllozo.

-Mi padre murió pidiendo pan. Murió de hambre. Parece que lo estoy viendo...

Miró a la mesa y tocó el trozo de pan y el cacho de queso...

-Comprendan ustedes, hijos. He visto esta mañana que habían dejado estos trozos que les había dejado para cenar... Y he pensado en mi padre. No lo he podido remediar.

Se marcharon cabizbajos al trabajo. Comprendieron su dolor. Entendieron su mundo... que no era el de ellos... ¿O si?...

Como se ve, después de una cena con sopa de pescado, chuletón a la brasa, ensalada, mamiya, que es como se dice en euskera cuajada, y café completo que en realidad es café, copa y puro... puede ocurrir cualquier cosa.



martes, 26 de agosto de 2008

Recuerdo dolorido de Horacio Álvarez Hernández

Ponemos aquí esta 'relación' de gente muerta, porque queremos creer, y creemos, en la hermandad del ser humano. Hay diferencias. Las hay. No cabe duda. No es lo mismo haber nacido en una aldea africana de Senegal o Namibia, por ejemplo, que venir al mundo en un pueblo de España o Francia. Como tampoco hay que hacer tabla rasa entre Senegal y Namibia o España y Francia. Hay sus diferencias entre unos países y otros. También un poso común. Y tan común: el Hombre.

En algunos países africanos hay personas que tienen facilidad para versificar. Se llaman griots o diulas. Son poetas que pueden recitar de memoria la historia de su pueblo. Se dice que cuando muere uno de ellos es como si desapareciera una biblioteca. Suponemos que han cultivado la memoria. Porque la memoria se cultiva como los tomates, el trigo o la mandioca.

Ahora con tantos artilugios para guardar recuerdos se está perdiendo. Se está perdiendo en Europa y suponemos que en África igual.

Pero en ambos continentes han existido bardos, diulas o griots. Y personas que tenían muchísima memoria. Las formas serán diferentes, pero el sustrato es el mismo.

Viene esto a colación ante los que hacen hincapié en las diferencias, ciertas, convirtiéndolas en abismales. Así separan pueblos. Los enfrentan. Para mejor manejarlos a su antojo. Es una de las base del racismo.

Nosotros, sin negar las diferencias, hallamos también similitudes entre los pueblos. Como los griots o diulas de numerosos pueblos de África, con esa memoria prodigiosa, hemos conocido a escritores como, por ejemplo, don Eusebio García Luengo quien, a sus casi 100 años, podía recordar el nombre, lugar de nacimiento y, como como él decía, 'hasta la madre que lo había parido' de miles de personajes de España.

Pero sin remontarnos a gente tan 'leída y escribida' hay bardos o poetas de pueblos con memorias prodigiosas, similares a los griots africanos de que hablamos. Ponemos aquí un ejemplo: Horacio Álvarez Hernández. Pasó muchos años fuera de su pueblo, Santa Clara de Avedillo, en la provincia española de Zamora. Sin embargo compuso unas cuartetas como recordatorio de los fallecidos en este pueblo castellano desde los años de 1940 hasta el año 2001.
Aquí las tenéis. Pueden también servir a interesados de estudiar las diferencias, a la hora de bautizar a sus hijos, entre el antes y el ahora; o como se apodaba a las personas; o los que entren en este blog, que tengan antepasados de por allí, rememorar vidas pasadas más jóvenes; o tal vez encontrar el nombre de algún pariente; y de paso calibrar la facilidad de rima de este hombre de Santa Clara de Avedillo: Horacio Álvarez Hernández, el bardo de su pueblo, un griot en la llanura castellana.

A esta rememoración Horacio Álvarez Hernández le puso por título: 'Recuerdo de las personas fallecidas en Avedillo desde los años 40 hasta el 2001'. Comenzamos las cuartetas:

"Desde que yo fui chiquillo
tanta gente conocí
en mi pueblo, en Avedillo,
que quiero dejar aquí

constancia de aquellas gentes
que recuerdo con cariño
y que cuando yo era niño
ellos estaban presentes.

Calle a calle, barrio a barrio
el pueblo recorreré,
y en ellas recordaré
a todo aquel vecindario.

Por mi calle empezar quiero,
mis vecinos más cercanos,
familia Pérez Herrero
a quien quise como hermanos.

Señor Sixto, Heraclio, Antonia,
ya siete vieron el fin,
siempre tengo en la memoria
a mi amigo Serafín.

Alejandro y Agustina
de mi padre eran parientes,
Consolación, madre y tía
del genial Manolo el 'Tente'.

La señora Vicentina,
madre de José el 'Cenizo',
también la tía Celestina
y su marido, el tío 'Rizos'.

Otros que por santo y seña
un grato recuerdo guardo:
Ysabel y Amancio Peña,
también el señor Ricardo.

Con su cuñada y su esposa
fue gente con privilegio,
eran los padres de Sergio...
no me acuerdo de otra cosa.

También quiero recordar
a otra familia famosa,
cual fue el señor Baltasar
y Nieves que era su esposa.

En esta casa vivió
y de la misma familia,
don Emilio y Rosalia;
él, del pueblo fue doctor.

Dejo atrás a una niñina
que tuvo por nombre Elo;
perdón Manolo, Agustina:
que Dios la tenga en el cielo.

Ya metido en esta guisa
recuerdo con gran respeto,
al señor Manolo Prieto
y la señora Eloisa.

En esta calle adalid,
¡cuántas picias nos hacía!,
el famoso tío David
y la señora María.
*
De todos es bien notorio
que en el Salón (sic), a la vez,
vivió su hijo Rubén
y el estupendo Gregorio.

Dando la vuelta a la esquina
un hombre que fue un encanto,
me refiero a mi tío Fausto;
y su esposa, mi tía Sabina.

Solo queda en ese corro
y también en esa mano,
el señor José el 'Caitano'
y su gran mujer: Socorro.

En esta calle que, ahora,
llaman La Calzada y tal,
-antes era el Arenal-
vivió doña Telesfora.

Fueron años de esplendor,
cerca había otros vecinos,
doña Eulalia y Constantino
los padres de Salvador.

A estos se le conocía
-si su familia le excusa-
por apodo 'Los Tarusas';
muy cerca la barbería.

Y luego, en la otra manzana,
recuerdo, vivía allí,
la familia Tamarit:
don Eulogio y doña Adriana,

señor Serafín, Elena,
'Patatero', Estefanía,
la madre de éste, Crescencia
y la otra tía mía.

El tío Dimas, ¡qué paisano!,
-lo admiraba el pueblo entero-,
con Vicente Zamorano...
¡qué risa en el mentidero!

En esa calle tan larga,
-es la mayor de Avedillo-
vivió Manuel Fresnadillo
y su señora Genara.

El tío Alfredo, 'El Juaneto'
y también en ese corro,
el tío Manuel 'El Modorro'
y mi tío Feliberto.

'Los Chinitos'... ¡qué pasión!
¡Dios Santo, cuánta gente!
señora Águeda, Clemente,
la señora Concepción...

Queda poco de este barrio:
vivió Clemencia, Eliseo,
don Ignacio, el secretario,
enfrente de los cabreros.

Perdón por esta expresión,
cosas de rima, ¿me explico?
Dionisio, Visitación...
y los padres de Federico.

La calle, ya por los pelos,
se acaba, mal que me cuadre;
en ella nació mi padre
y mis difuntos abuelos.

Sus nombres recuerdo ahora
que yo muy bien me los sé:
mi abuela se llamó Aurora
y el abuelo era José.

*

La última casa, sin truco,
sus nombres, se me olvidaron;
solo sé que aquí moraron
los padres de Ángel 'Filuco'.

Y en esa calle bendita,
que lo sepa el mundo entero,
al final está la Ermita
del Cristo del Humilladero.

Llego al Caño (sic), entro en él,
a ver si con nuevos bríos...
casa los 'Anamaríos',
la familia de Gabriel.

Sus padres y sus abuelos,
que se fueron de este mundo,
media docena eran de ellos
con Ángela y Segismundo.

Por esta calle tan bruja,
había que andar con zancos;
la familia de 'Los Mancos'
y también la del 'Granuja'.

Leovigildo, el señor Ramos
y en la otra casa vecina,
vivió 'El Mosco' y Florentina,
hoy yo y mi esposa habitamos.

Y donde vive Isabel
antes vivió otra familia,
ella se llamaba Emilia...
no recuerdo el nombre de él.

Luego había un portalón
con unos enormes poyos,
allí vivieron 'Los Joyos'
y luego Ismael Bailón.

En la casa de la esquina
-esto lo tengo muy claro-
vivía el señor Genaro
y la señora Justina.

Eran padres de Teresa
a quien le faltó un hijo,
más abajo vivió Pepa
la madre del Ignacito.

También los padres de Sera,
de Dorín, Rosalina, Ancita...
José, Teresa la 'Estanquera',
Manuela y Juan 'El Pinticas'.

Nicéforo, más abajo
-el marido de Virginia-
Francisco y Capitolina
y el señor Gerardo 'El Gacho'.

Aquí me quedo pensando
de uno que se llamó Arturo...
Esto lo tengo algo oscuro...
No así al tío Alfredo 'El Parrando'.

Subo al Teso (sic), ¡qué secuela
me dejó este barrio a mi!
porque, aquí, don Agustín,
fue mi maestro de escuela.

También aquí, en esta plaza,
un grato recuerdo guardo,
de aquel señor Eduardo
del clan de 'Los Calabazas'.

Y por aquí, alrededor,
no sé si quedan resquicios
de los del 'Esquilador',
luego Fabián, Afrodisio...

*

Avelina, Macario, Filomena,
y también en ese corro,
el señor Domingo 'El Mono',
su esposa y su hija Magdalena.

Y al final de la manzana
del Teso, en la misma esquina,
vivía, con su sobrina,
la tía Beatriz, 'La Merchana'.

Subiendo más hacía el "atrio" (sic)
una señora muy fina,
se llamaba Ludivina,
con su tío Juan.... 'Botabajo'.

En frente, el tío Secundino,
donde vive ahora Delfín;
en esta casa vio el fin
un gran poeta: Faustino.

Un poeta de alto vuelo
que, con todas ilusiones,
hizo muchas "relaciones" (sic)
a los mozos de este pueblo.

Y el pueblo llevó un mazazo
en aquel infausto día,
al saber que se moría
el gran Esteban 'Mozazo'.

Más allá don Agustín
y siguiendo ese camino
la familia 'Atilanin';
cerca, la tía Patrocinio.

Y a la Victoria me acerco
siguiendo más adelante,
don Teodoro 'El Comerciante',
Ana María y Lorenzo.

En la otra casa cercana,
que era un comercio, vivía
don Tirso y Anatolía
y Francisca, la otra hermana.

Ahora, la vuelta engarza,
y en mi recuerdo perdura,
mi tía Eugenia 'La Zarza',
su esposo y don Paco el cura.

Llego al atrio, en esta zona
me acuerdo muy malamente
de Prudencia y de Ramona
¡Qué mayor era esta gente!

También el tío 'Calabaza'
vivía aquí, justo al lado;
y donde vive ahora Amparo,
la familia Regalado.

Y aquí termina el recuento
de esta calle, y, a la vera
Román, Teresa, Mamerto...
y Encarnación 'La Piñonera'.

Entro en la plaza, en la cual,
otro comercio existía,
fue de doña Rosalía
y don Antonio Leal.

Y en la otra, mucho antes,
y de la misma familia,
vivieron 'Los Comerciantes',
¡eso fue una dinastía!

Don Félix, Constanza, Esteban,
doña Carlina, don Enrique...
estos dos últimos eran
los padres de don Felipe.

*

A este un recuerdo especial;
olvidarlo no consigo,
era mi mejor amigo...
el amigo más leal.

Enfrente también vio el fin
otro poeta con casta:
fue padre, Manuel 'El Zarza',
de Moisés y Manolín.

Y siguiendo la otra mano
y otro clan que yo aprecié
y que nunca olvidaré:
el clan de 'Los Zamoranos'.

Esteban, Miguel, Vicente,
Pepa, la buena María,
los abuelos... ¡cuánta gente
en esta casa vivía!

Los recuerdo con cariño,
porque creo estar seguro,
que aquí gané el primer duro
cuando yo era casi niño.

Y donde vive Genaro
recuerdo con añoranza
a Evilasio, buen paisano,
el marido de Constanza.

Y pasando el Consistorio (sic)
otra muy requetefina,
se nombraba Cesarina
y su padre el tío Eliodoro.

En la otra casa de enfrente
vivió pasando penurias,
otro señor excelente:
Colino, murió en Asturias.

Este hombre fue jornalero
de otro que al fin dio pena:
Jeremías 'El Herrero'
marido de Filomena.

Ya camino del Corrucho (sic)
-de Felipe es hoy la casa-
vivió mi abuela Tomasa
a la que yo quise mucho.

Luego había otra paisana
fina como un esqueleto:
Josefa 'La Valeriana'
vivía frente a 'Los Letos'.

'Los Letos'... (sic) familia atenta;
en esta casa, señores,
conocí a la tía Nolverta,
a Leto, Anselmo y a Flores.

Las últimas que moraron:
Agustina, Alfonsa, estas
que por fin las apodaron
con el nombre de 'Las Grecas'.

Más allá ótra dinastía
muy larga en el tiempo aquel:
él se llamaba Miguel
y su esposa Sofía.

Guadalupe, que soltera
se quedó... (sic) Y otra cosa:
también vivió Aurelio y Rosa
en aquella misma acera.

La esposa del señor Juan,
que Blásida se llamaba,
el tío 'Crespo' allí moraba
su padre y jefe del clan.

*

En la esquina un hombre entero
que en su oficio era muy fino:
señor Emilio 'El Herrero'
y su hijo Constantino.

Luego queda el tío Rodrigo
y Miguel y Baltasara
y quien yo nunca olvidara,
a Jesús, que fue mi amigo.

La tía, al dar la vuelta,
su esposo, su hijo Enedino
y, dando un rodeo al camino,
Eloisa y Perfecta.

En el mismo callejón
un matrimonio divino
compuesto por Asunción
y Teodoro 'El Vitorino'.

Me voy a una callejita,
si ustedes me dan permiso,;
allí, con mi tío Narciso,
vivieron Basilia y Rita.

Aquí también vio su fin,
y en otro mundo reposa,
otro pariente, Joaquín,
el marido de Piadosa.

Bajo la calle, sin prisa,
dando la vuelta a la esquina,
marido y padres de Luisa,
luego Clotilde y Regina.

Y se acabó la manzana;
al otro lado del camino,
con los padres de Atilana,
vivió su esposo Faustino.

Falta medio pueblo entero;
el arroyo paso aprisa,
hacia la calle El Piñero;
antes Jaime y María Luisa.

En esta calle, en la esquina,
antes de llegar al fin,
moró la tía Petronila,
luego Eudosia y Benjamín,

padres de mi tía Piedad;
y más abajo vivieron
el tío Ángel 'El Ternero'
y la tía Felicidad.

Calle abajo el tío Gabriel,
-por el nublao (sic), fue una eficacia-
al lado la tía Bonifacia
moró con su nieta Ester.

La picota es el destino;
la casa de Ángel, ahora,
antes era de Faustino
y su mujer Isidora.

Y camino de la fuente
me dirijo sin problemas;
era del tío Roque 'Ledesma'
la casa que, hoy, es de 'Resti'.

Perdona 'Resti' el agravio
-esto es cosa de la rima-
más allá, en la otra esquina,
vivía el señor Octavio.

Ahora estoy remembrando,
de un comercio que aquí había,
en el cual también vivían,
Pepa, María y Leandro.

*

En esta casa moraron,
y ya con esto termino,
vecinos que un día fueron
abuelos de Vitorino.

En la Cumbre (sic) ya me meto,
en la primera manzana
vivía el tío 'Regoleto'
con... (sic) otra mujer, su hermana.

Antes era un callejón
-Federico hizo otra casa-
en esta vivió su esposa
y la familia Bailón.

Después de Paco Magín,
¡madre mía qué desastre!
residió la familia 'Sastre',
y la del tío 'Pascualín'.

En la que, hoy, es de mi hermano,
recordará el pueblo entero,
vivieron los carpinteros,
y su hijo Domiciano.

Donde ahora es el garaje
-perdón si tengo una errata-
recuerdo de un personaje
que apodaban el 'Tío Patas'.

A la otra acera giro,
porque no quiero pasar,
sin llegar a recordar,
al bueno de Casimiro.

Y lo sabe el pueblo entero
que era un poeta ocurrente;
al padre llamó la gente
'Tío Félix el Molinero'.

Otros que tampoco están
-una famila hacendosa-
el tío Ambrosio, el Sacristán,
sus dos hijas y su esposa.

Donde mora Salustiano,
que es la última parcela,
vivió el señor Pablo,
y su esposa Micaela.

Era yo muy chiquitito,
pero algún recuerdo guardo,
de un bar, el del tío Nivardo,
y luego, 'Los Manojitos'.

'Manojitos'... ¡vaya clan!
-en el pueblo fue notorio-
son ocho los que no están
con la hija y madre de Antonio.

Mas allá el señor Leonardo,
el tío Majín (sic) y Pastora,
el tío Miguel 'El Salgado'
y Adulina su señora.

En la última un inciso,
les diré por qué razón:
yo quise a mi tío Narciso
con todo mi corazón.

Desde aquí al trinquete (*) llego,
y al vecino más cercano,
desde la era el tío Diego,
era el tío Maximiliano.

¡Miento!, que en la misma acera,
aunque si de esta familia,
Remedios y Rosalía;
luego, la tía Baldomera.

*

En esta casa vecina,
de este barrio tan famoso,
residió la tía Fermina
y Félix 'El Poteroso'.

La calle ya toca al fin,
un buen hombre allí vivía:
el competente Fermín,
con el bar y panadería.

Aun muchos recordarán
que, a Fermín, llamaban Foro
por su padre Telesforo;
también me acuerdo de Adrián.

Y doy la vuelta al revés,
pasando a la otra esquina,
donde moraba Agustina
y Manuel 'El Leganés'.

El teso dejo por fin,
y a la calle que ahora llego,
vivió el señor Agustín,
su esposa y, enfrente, Diego.

Don Claudio, doña Balbina,
y pasando a la otra acera,
Porfirio y 'La Potajera'
y Mercedes, su vecina.

Enfrente un portal austero
y una familia muy grata:
el tío Manuel 'Zapatero'
y la señora Donata.

Ya poco me va quedando,
mas no dejo de la mano,
Felicísima y Cipriano,
sus hijos Paco y Bernardo.

Y aquí, detrás del 'Lagar' (sic),
otro matrimonio había,
sin duda el señor Germán,
el marido de Balbina.

¡Calle La Puebla! Y aquí
un caso curioso cito,
¿sabén donde yo nací?...
donde vivió el tío 'Gallito'.

Y donde el bar 'Los Amigos',
salvo que tenga una errata,
moraron unos vecinos,
de apodo 'Los Zaparratas'.

De ti, Ignacio, era abuelos
-perdóname la expresión
pues no es mala mi intención-
¡Dios los tenga en el cielo!

Me paso a la otra manzana,
y conoce el pueblo entero,
aquí habitó Robustiana
y el tío Fernando, 'Torero'.

Allí, muy cerca de éste,
otro matrimonio, aquel,
eran los padres de 'Resti';
también su hermano, Fidel.

Recuerdo con gran candor
-pues creo era gente sana-
como fue el tío Nicanor
y la tía Maximiliana.

Otras gentes que eran sanas,
porque no cabe otra cosa,
el señor Dionisio Llamas,
su mujer y su hija Rosa.

*

También aquí dejó lastre,
y unos recuerdos amargos,
a su familia, Milagros,
la esposa de Emilio 'El Sastre'.

Enfrente, en la otra manzana
-muy poca gente conoce-
murió la tía Veridiana,
que fue la madre de Conce.

Debo de hacer un espacio,
para también recordarlo:
la familia de Dalmacio,
su esposa, Antonio y Gonzalo.

El pueblo ya he recorrido,
alguien se me habrá olvidado,
por ello perdones pido,
al no ser intencionado.

A sus familiares digo,
que de todo corazón,
a todo el pueblo le pido,
por ellos, una oración.

Y al que tenga la osadía
de leer este relato,
rememore que algún día
constará en este reparto.

Bien sabe Dios que quisiera,
cuando algún tiempo pase,
hubiera quien se acordase
y aquí mi nombre incluyera.

Que, aunque parezca mentira,
el tiempo se irá pasando,
y alguien se estará acordando
de quien, hoy, tenemos vida.

Nos debemos acordar
que esta vida es transitoria;
y para ir a la Gloria (sic)
la tenemos que ganar.

Y no quiero más cansar
con este vano estribillo;
pido al pueblo de Avedillo
que me sepa perdonar.


Horacio Álvarez Hernández
Año 2001, Gijón,

___________

P.D:

Al terminar el anterior relato, forzando un poco más la memoria, observo que se me han quedado en el tintero unas personas de las que yo contaba y como no quiero hacer distición, pues para mi fueron todas iguales, aunque sea en prosa, quiero dedicarles un recuerdo:

Empiezo por los hermanos Pedro y Antonio, hijos de Baltasar y Nieves; Angélica, esposa primera de Paco el de David; la señora Celerina; el tío Roque el cojo y su mujer Emilia, la Salvadora; Ascensión, 'La Quequesa' y dos hermanas, una se llamaba Inocencia y de la otra no me acuerdo; Clementín; la señora Leonora, madre de Felipe y Domingo; la esposa de éste, Dora; Teresa la de Filiberto, que, por cierto, fue mi madrina; el tío Nicasio y su esposa; mi buen amigo y compañero de trabajo durante algún tiempo, Miguel 'Chinito'; Miguel 'El Juaneto' hijo, excelente persona y gran profesional; una señora que me ha dolido olvidarla pues fue compañera mía en el trabajo siendo yo casí niño, Pepa, esposa de Ángel 'El Modorro', juro que tengo de ella grandes recuerdos ya que me quitó más de un golpe referente al trabajo en casa de Esteban, 'El Comerciante', para ella mi más sincero recuerdo; también para su hijo Miguel Ángel, lo conocí poco tiempo pero suficiente para comprobar que era un gran chaval; la señora Vicenta, esposa de Vicente el alguacil; la señora Adelaida, el ama del cura; Pedro 'El Mingo'; el célebre Pepe 'Matilde'; y por último, ahora si que no recuerdo a nadie más, Antonio 'El Capitolino', un hombre a quien siempre tuve un gran aprecio, fui con él a Madrid en el año 1942, teniendo yo 12 años, y con él lo pasé estupendo.

miércoles, 4 de junio de 2008

Iswe Letu: 'Como ciegos con pistolas'

Ya lo dice el refrán: 'A río revuelto... '


Cuando suenan tiros (recordáis en Aravaca que asesinaron a aquella trabajadora emigrante sin mas ni mas, ¿no? O el joven antifascista hace poco ¿no?) un estremecimiento irracional recorre las conciencias de todos nosotros como un hilo de miedo. Salimos disparados, atropelladamente, voceando a grito pelado; o haciendo la ciaboga en silencio.

Si huímos, cargamos la culpa encima cegados y aturdidos por un sinúmero de declaraciones: 'hay racismo', nos dicen y agachamos la cabeza; 'son brotes de xenofobia', aseguran y asentimos; 'es la crisis económica', 'la desorientación ante el vacío espiritual', 'la quiebra de los valores tradicionales'... Aceptamos sumisos repitiendo como un eco: 'omica', 'iritual', 'onales'...

Además, como la sociedad somos nosotros, padecemos la crisis, estamos desorientados y, al parecer, somos racistas, los asesinos, esos grupos ultras que aparecen de la noche a la mañana (más por la noche que por la mañana) son casi nuestra punta de lanza, la vanguardia vengadora de esas crisis, quiebras, desorientaciones...

En resumen: los carniceros, esos asesinos, son los valientes paladines que han transformado en hechos sangrientos lo que los demás, al parecer, deseábamos pero no teníamos lo que había que tener.

Más tarde, y ya pasado el miedo, la cagalera producida por los tiros, el cerebro se pone a funcionar friamente. Vemos la burda maniobra: el cendal que intenta tapar nuestros ojos. Es viejo como la mentira, antiguo como el mundo: se llama tergiversación, manipulación, mentira.

Es, también, la huida cuando las dificultades arrecian, las soluciones no llegan y las salidas se cierran. Panorama ante el que siempre se han montado tinglados más o menos sangrientos, quizás por aquello del poeta 'un cadáver más que importa al mundo'. O varios miles. Ejemplo más lejano: los nazis queman el Reistag para achacárselo a los comunistas. Ejemplo más cercano: Irak.

Los trabajadores, así, nos enzarzamos o enredamos en las mallas del odio al vecino: gitano, negro, comunista, rubio, emigrante, castellano, vasco o chihuahua.

Desviamos, luego, la atención del centro del problema (que es lo que quieren), del centro de la diana: bajos salarios, corrupción, precariedad, paro, explotación, camellos, chorizos... Apuntamos en otra dirección y somos, al decir del escritor Chester Himes, como 'ciegos con una pistola': los personajes negros del barrio neoyorquino de Harlem de Himes se debaten entre el misticismo, el retorno a Africa y las luchas contra los blancos; es decir: son ciegos que de ese modo, jamás, verán el sol metidos, como están, además, entre la basura, los escombros, los piojos y las ratas.

De modo que alerta nosotros, por lo menos nosotros, no nos dejemos desviar la atención de lo importante. Tenemos en España materia prima suficiente entre el centro y la periferia, si nos dejamos llevar por los de la España Una-Grande-y-Libre pepera, para convertir nuestra patria en un polvorín semejante a la ex-Yugoeslavia. A poco que nos descuidemos, dejándonos manipular, alejándonos de lo que más nos importa, podemos convertirnos en ciegos con pistolas. Lo mas tonto que ha parido madre.

viernes, 30 de mayo de 2008

Aimé Césaire: 'Sol serpiente'

Sol serpiente

Sol serpiente ojo fascinado a mi ojo
y la mar piojenta de islas chascando los dedos de rosas
lanzallamas y mi cuerpo intacto de fulminado
el agua exalta los cascos de buques de luz perdidos
en la garganta sin gloria
de los torbellinos de témpanos que aureolan el corazón
humeante de los cuervos
nuestros corazones
es la voz de los rayos amansados girando en sus goznes
de hendijas
transmisión de anolis al paisaje de vidrios quebrados
son las flores vampiros en relevo de orquídeas
elixir del fuego central
fuego justo mando de noche henchido de abejas
mi deseo un azar de tigres sorprendidos en los azufres
pero el despertar estañoso se dora con los infantiles
yacimientos
y mi cuerpo de guijarro comiendo pescado comiendo
palomas y sueños.
el azúcar de la palabra Brasil en el fondo de la ciénaga.

Versión de José Luis Rivas
Libellés : Aimé Césaire

(TOMADO DE LA RED)

jueves, 17 de abril de 2008

Se acabó Aimé Césaire

PARÍS (AFP) - El poeta martiniqués Aimé Césaire, considerado el padre de 'la negritud', falleció este jueves a los 94 años de edad en Fort de France (Martinica), en el centro donde se encontraba hospitalizado desde el 9 de abril, informaron fuentes gubernamentales.


Desde su ingreso en el hospital Pierre Zobda-Quitman por problemas de "naturaleza cardíaca" se dispararon los rumores alarmistas sobre su estado de salud, considerado "preocupante" por sus médicos.
Aimé Césaire fue, junto al senegalés Leopold Sedar Senghor y el guayanés Leon-Gontran Damas, uno de los impulsores de la corriente 'negritud'.
Los martiniqueses esperaban estos últimos días con serenidad y discreción la evolución de su estado de salud, sobre todo en Fort de France, la ciudad de la que fue alcalde durante 56 años, entre 1945 y 2001.
El gabinete de la ministra francesa de Interior y Ultramar, Michèle Alliot-Marie, informó este jueves de que se organizará un funeral nacional por Césaire en una fecha que todavía no ha sido fijada.
Alliot-Marie asistirá a esa ceremonia, cuya organización se prepara en estrecha colaboración con la familia del poeta, las autoridades martiniquesas, así como con la Presidencia francesa, según el ministerio.
Antes de que se celebre el funeral, se organizarán varias ceremonias en la Francia metropolitana en honor del poeta, en particular, una jornada de duelo.

martes, 8 de abril de 2008

Jean-Joseph Rabearivelo: 'Viejas canciones de Imérina'

Jean-Joseph Rabearivelo

Viejas canciones de Imérina
Traducción de Rogelio Martínez Furé


-Cerca del cántaro, se extravían mis palabras; al pie del mango, no dejo de asombrarme.

-Si estáis asombrado, ¡yo sorprendida! Al pasar por delante de la casa de vuestra mujer, hace un rato me tiraron cantos, pero no me volví; me insultaron, mas no respondí. Amad a vuestra esposa, pero no me abandonéis a mi.



Vieilles chansons des pays d'Imérina

lunes, 24 de marzo de 2008

Leopold Sedar Senghor: 'Una mano iluminada'

Una mano iluminada
(para flautas)

de Leopold Sedar Senghor




Una mano iluminada ha acariciado mis párpados de noche

Y tu sonrisa se ha elevado sobre las nieblas que flotaban monótonas sobre mi Congo.

Mi corazón le ha hecho eco al canto virginal de las aves aurorales

Como mi sangre que armonizaba antaño el níveo canto de la savia en la enramada de mis brazos.

He aquí la flor montaraz y la estrella en mis cabellos y la cinta que ciñe la frente del pastor-atleta.

Cogeré la flauta que cadencia la paz de los rebaños.

Y toda la jornada sentado a la sombra de tus pestañas, cerca de la Fontana Fimla

Fiel, cuidaré los rubios mugidos de tus rebaños.

Porque esta mañana una mano iluminada ha acariciado mis párpados de noche

Y durante todo el día, mi corazón le ha hecho eco al canto inmaculado de los pájaros.


(de 'Nocturnes')

martes, 19 de febrero de 2008

Chung Tzu: Te ruego (*)

CHUNG TZU

Te ruego Chung Tzu,
no entres a mi casa,
no te abras camino entre los sauces que he plantado.
No es que me importen los sauces,
sólo temo a mi padre y mi madre.
Te amo Chung Tzu, tiernamente,
oh, pero temo, realmente temo lo que mi padre y mi madre dirán.
Te ruego Chung Tzu,
no saltes mi muro,
no te abras camino entre las moreras que he plantado.
No es que me importen las moreras,
sólo temo a mis hermanos.
Te amo Chung Tzu, tiernamente,
oh, pero temo, realmente temo
lo que mis hermanos dirán.
Te ruego, Chung Tzu,
no entres por mi jardín,
no te abras paso a través del sándalo que he plantado.
No es que me importe el sándalo,
temo a la gente que habla.
Te amo Chung Tzu, tiernamente,
sólo temo, realmente temo
lo que la gente dirá.


(*) Título nuestro

viernes, 1 de febrero de 2008

Omar Khayyam: Laúdes, perfumes y copas (*)

¡Laúdes, perfumes y copas, labios, cabelleras y grandes ojos,
juguetes que el Tiempo destruye, juguetes!


¡Austeridad, soledad y labor, meditación, plegaria y renuncia,
cenizas que el Tiempo aplasta, cenizas!

Omas Khayyam
(Una rubayata)

_________
(*) El título es nuestro

viernes, 18 de enero de 2008

Grafiteclo: Felicidad con Ahmadou Kourouma

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fe
fel
feli
felic
felici
felicid
felicida
felicidad
felicidade
felicidades
felicidade
felicidad
felicida
felicid
felici
felic
feli
fel
fe
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0__o_o__o_0_0_o_o__0..........................."LA VERDAD
______0___o__o__o0_0__o_o__0..HAY QUE DECIRLA
_____0___o__o_o__0_0__o___o__0........POR DURA
____0_o___o___o__0_0___o___o__0.....QUE SEA.
____00o0000o00o0o0_0o00o00oo0oo0.........PORQUE
___000o0o00000o000_000o00o0o000o0........ENROJECE
___00000o000o000o0_000o000o00000o0......LAS PUPILAS,
___0o00oo00o0o00o0__0000o0o0o00000
___0o0o00000o00o0___000o0o0o0o0o00
____0o0o0000o0o0_____0000o00o00o0.......PERO
_____0000o0000________ 00o000o000........NO
______0000000___________0000000..........LAS
________00_______FELIZ______00...........ROMPE"
_______00______AÑO NUEVO____00
______00_____________________00
_____00_______________________00......Ahmadou Kourouma
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_________________________________________.........Soles
_000000_____00000______00000_____00000000..............De las
00000000___0000000____0000000____00____00..............Independencias
00____00__00_____00__00_____00___00____00
_____00___00_____00__00_____00____00__00_Madrid,
____00____00_____00__00_____00______00___Alfaguara
___00_____00_____00__00_____00____00__00_1986
__00______00_____00__00_____00___00____00
_0000000___0000000____0000000____00____00
00000000____00000______00000_____00000000.....................................

Llamamos grafoteclos, mecanografitis o mekanografitis, grafiteclos o grafiteklos, al arte de dibujar o los dibujos como si fueran grafitis en la red y se logran utilizando mayormente o solamente el teclado del ordenador. Algunos son verdaderos grafitis. O al menos dibujos muy logrados. Como este que ponemos arriba.

De modo que el verbo sería 'grafoteclear', 'mecanografitear', 'grafiteclear' y por ejemplo el gerundio 'grafotecleando', 'mecanografiteando', 'grafitecleando'.

Presente:

Yo grafotecleo
Tu grafotecleas
El grafoteclea
Nosotros grafotecleamos
Vosotros grafotecleáis
Ellos grafoteclean

Procediendo de la misma manera con los otros verbos. ¡Ojalá este arte en ciernes se desarrolle y se eleve a cotas insospechadas!
(TOMADO DEL BLOG:http://grafiteclo.blogspot.com/)
...

Bien, hasta aquí lo que se dice en ese blog. Pero se nos ocurre que podrían usarse otros vocablos como por ejemplo: 'garabateclos', o 'burragateclos', o 'rayajoteclos'. Siendo por tanto los verbos: garabateclear, burragateclear o rayajoteclear. En fin... ¡qué tenga mucho porvenir!


jueves, 3 de enero de 2008

Guillermo Ascanio un hombre de verdad

Fortalezas

Guillermo, mientras realiza sus estudios en Alemania, trabaja en la empresa de armas Krupp, por ello está familiarizado con el arte de la defensa militar germana, y ha estudiado sus baluartes que son probablemente los más importantes de su época, seguramente por la tradición prusiana. "Por eso le proponen, en el año 1939, convertirse en subsecretario de Armamento del Ministerio de Defensa, que es un cargo muy importante, que ocupa durante la última parte de la Guerra. Usa todo los conocimientos de ingeniería que tiene para la defensa de la República", asegura Méndez Arozena.

Él tiene un carácter poco dado a la ostentación, para su nivel de formación, y "quizás, no está demasiado interesado en ascender políticamente, pero se ve que los mandos de la República lo valoran muchísimo", puntualiza. Tiene amistad con Rafael Alberti y con su mujer, María Teresa León, quien escribe en su libro Memoria de la melancolía, un texto en el que se lee "Guillermo Ascanio es un hombre de verdad". Uno de sus alumnos en la cárcel, donde lo encierran después de la Guerra, al que instruye en álgebra y trigonometría, es Marcelino Camacho, quien también elogia a Ascanio.

En el libro se apunta la idea de la obsesión de la propaganda del Partido Comunista por encumbrar a determinados líderes como Líster, Modesto y el Campesino. Se apunta al comandante Carlos como culpable de ese exceso de culto a la personalidad, que esta copiada de las ideas soviéticas. Puede provocar que el comandante Ascanio, como otros muchos militares de gran valor quedaran relegados al olvido. Pero para Méndez Arozena, "Guillermo tiene una personalidad más centrada en lo efectivo, y en las cosas que realmente interesan, a diferencia del Campesino, que es una vedette auténtica, o de Líster, que aunque es muy notable también peca de presuntuoso. Pero no hay que achacarlo directamente a una cuestión del Partido Comunista, sino a la Internacional. Pero no sólo quedó eclipsada la figura de Ascanio sino también la de otros muchos mandos pertenecientes al bando republicano".